Las vías de entrada de las EEI están asociadas a la actividad humana, ya sea tanto inconscientemente, como conscientemente con fines económicos (agricultura, horticultura, plantas ornamentales, selvicultura, pesca deportiva, actividad cinegética, control biológico de plagas, etc.), científicos o educativos (zoológicos, jardines botánicos, etc.) y estéticos (paisajismo, mascotas, jardinería, etc.)
Se pueden diferenciar tres tipos de introducciones en función de la intencionalidad (Capdevilla L. 2006):
- Intencionales que persiguen el establecimiento de una población en el medio natural, aunque no siempre se consiga esto último.
- No intencionales son aquéllas en que ni el establecimiento ni la introducción, ni siquiera el transporte, se realizan de manera consciente.
- Negligentes. Falta de rigor por evitar el escape de especies mantenidas en cautividad (mascotismo, granjas peleteras, piscifáctorías etc.) y establecimiento de la especie en el medio natural. El “riesgo cero” de escape no existe.