La orientación, la profundidad o la finalidad de la participación de los usuarios en la administración del agua ha ido evolucionando con el tiempo fruto por un lado de la mayor vertebración de la sociedad y de su avance hacia cotas democráticas más elevadas; por otro, de la evolución de la idea de participación del Estado en la vida diaria; y finalmente por otro, de la mayor complejidad y coste de las infraestructuras necesarias y de su dificultad de manejo.
A partir de la Ley de Aguas de 1985 y a través de las Confederaciones Hidrográficas , queda regulada con la mayor garantía la presencia suficiente y representatividad de los usuarios en los órganos colegiados del Organismo de cuenca.